Retinopatía diabética
La diabetes es una enfermedad en la que el metabolismo de los azucares (glucosa) se ve alterado. Esos niveles elevados de glucosa afectan a los vasos sanguíneos de todo el organismo, y la retina es uno de los tejidos más altamente vascularizados del cuerpo humano, de modo que la diabetes se manifiesta también en los ojos. Por otra parte, los vasos sanguíneos solo pueden observarse directamente en la retina y ponen de manifiesto cómo se encuentran los vasos sanguíneos de nuestro organismo.
El daño retiniano es variable, si afecta a la mácula, los vasos dañados producen edema macular, lo que altera la visión central. Si afecta al árbol vascular periférico se dificulta la nutrición de la retina periférica, pudiendo causar isquemia, y, en último término, proliferación vascular y desprendimiento de retina.
También en este caso la prevención es el mejor tratamiento, pues en estadios muy iniciales es asintomática, y cuando los síntomas son percibidos por el paciente, suele estar en un estadio más avanzado. Es fundamental el buen control de la diabetes para el buen pronóstico de la enfermedad ocular, así como otros factores de riesgo vascular (hipertensión, colesterol…).
Es recomendable que los adultos diagnosticados de diabetes tipo II sean vistos por su oftalmólogo, pues hasta que se hace el diagnóstico definitivo el paciente ha pasado años con niveles de glucosa elevados que han podido afectar su retina.