Cirugía Refractiva

Operación de miopía, hipermetropía y astigmatismo

Los defectos de refracción, además de la vista cansada, son la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo. En la miopía la imagen se enfoca por delante de la retina, y precisa de lentes con potencia negativa para llevarla al plano retiniano. En la hipermetropía ocurre al revés, se proyecta la imagen por detrás de la retina y ha de compensarse el defecto con lentes de potencia positiva para enfocar la imagen correctamente. Por el contrario, en el astigmatismo, el enfoque no se realiza en un solo punto delante o detrás de la retina y la intensidad del defecto reside en su mayor parte en la córnea, que es la principal lente del ojo. Normalmente la córnea es más curva en un meridiano que en su complementario, por lo que la imagen se proyecta en dos focos distintos según los meridianos de mayor y menor potencia. Por todo ello, la corrección se ha de realizar en el eje oportuno para que ambas imágenes estén en el mismo plano.

En cuanto a la operación de la miopía, hipermetropía y/o astigmatismo, puede hacerse mediante láser aplicado en la córnea. El LASIK (Laser Assisted in Situ Keratomileusis) es la técnica más popular para la operación de la miopía por la rapidez con que se recupera la agudeza visual. Con este procedimiento, primero se talla una lamela o flap bajo el cual se realiza el tratamiento con láser excimer que corrige la refracción deseada, reponiéndose el flap sobre el lecho corneal intervenido. Este flap, antiguamente se tallaba con cuchilla. En muchos centros sigue siendo así, pero en Clínica Oftalmológica Dr. Parafita apostamos por la más moderna tecnología, el láser de femtosegundo (tema sobre el que versa la Tesis doctoral del Dr Alberto Parafita), con el que logramos los máximos estándares de seguridad y precisión en el tallado del flap.

La PRK o Cirugía de Superficie, no goza de la misma popularidad por la incomodidad de su postoperatorio, pero puede ser una gran alternativa para pacientes que, por espesor corneal, o por actividades laborales o de ocio, no son buenos candidatos para la cirugía LASIK. En la PRK (Photo Refractive Keratectomy) no existe flap, por tanto, es menos el tejido que se altera. En contrapartida, para aplicar el láser excimer debemos retirar el epitelio corneal, siendo el proceso de cicatrización más lento, del orden de 3-4 días.

Cuando no es posible hacer el tratamiento en córnea, pueden corregirse los defectos refractivos con lentes intraoculares fáquicas, que son aquellas que se implantan en un ojo que todavía conserva su propio cristalino (del griego phakos). A pesar de ser una cirugía intraocular y menos popular que la corrección con láser, cuenta con la gran ventaja de la reversibilidad, puesto que estamos añadiendo una lente, no quitando tejido. El estado del endotelio (la capa más interna de la córnea) y el espacio disponible en la cámara anterior del ojo, son los factores más importantes a la hora de poder implantar este tipo de lentes.  Hoy día, son las lentes ICL, que se emplazan entre el cristalino y el iris, las más empleadas, pues aportan gran calidad visual y muy rápida recuperación visual, siendo su principal indicación las operaciones de miopía con graduaciones altas, no accesibles al laser, pero también en graduaciones bajas donde otras circunstancias hacen menos recomendable el empleo del láser (ojo seco, queratocono…).

Con independencia del tipo de operación de miopía realizada, el paciente no debe dejar de hacer sus revisiones periódicas, puesto que corregir no es curar, y sus retinas siguen siendo miopes con los riesgos de desprendimiento de retina que ello conlleva. Además, si hubiese algún cambio en sus revisiones periódicas se le detectaría precozmente.

Cuando por cuestión de edad aparece la presbicia, y la cirugía láser o con lentes fáquicas no puede cubrir las necesidades visuales del paciente, se pueden emplear lentes pseudofáquicas, es decir, realizar una cirugía de catarata con el correspondiente implante para la corrección de los defectos de graduación y la presbicia, aspirando a la máxima independencia de gafas posible.

Efectivamente, lo mismo que el porte de lentes de contacto tiene riesgos, la cirugía refractiva tiene sus riesgos, ventajas e inconvenientes particulares, aun siendo muy segura y de las cirugías electivas más satisfactorias para los pacientes. Por ello es necesario que, si desea operarse, se asesore con un oftalmólogo experto en para valorar su caso y elegir la mejor opción para sus necesidades.